Genética de los colores del Maine Coon

Muchas ocasiones recibimos consultas del tipo: “¿mi gato de qué color es?”, incluso personas que tienen un gato nuestro, con su color en el pedigree, no tienen muy claro qué significa cada término descriptivo. Hay gatos rojos y azules, pero habitualmente se les llama naranjas y grises; se suele llamar “atrigrado” a cualquier tipo de tabby, etc.

Vamos a intentar ir desgranando, poco a poco, los “secretos” de la genética felina aplicada exclusivamente a describir su capa y color.

Introducción

Recordaremos primero cuatro ideas básicas de genética. Los genes se ordenan en los cromosomas. Toda la carga genética que nos hace ser como somos ocupa un sitio concreto en uno de los pares de cromosomas que poseemos. Los cromosomas van por parejas porque cada individuo obtiene un cromosoma del padre y otro de la madre. Así, nuestra genética procede siempre en un 50% del padre y en otro 50% de la madre.

mapa-cromosomico
Cromosomas humanos

Los gatos tienen 19 pares de cromosomas, que contienen información de 20825 genes; por comparar, los humanos poseemos 23 pares de cromosomas y no se conoce aún la cifra exacta de genes, aunque un equipo de investigadores de la Universidad Jonhs Hopkins (EE. UU) creen que la cifra puede ser de 21306. A nivel genético, nuestra especie y la felina se asemejan en más de un 90%.

El último par de cromosomas incorpora la información sobre el sexo del individuo. Un óvulo femenino siempre tiene el cromosoma X, mientras que un espermatozoide masculino puede ser de dos tipos, o bien es Y o bien es X. Así, al unirse el correspondiente del padre (que es aleatorio) con el de la madre, los hijos pueden ser de tipo YX (machos) o XX (hembra).

Algunos genes (los que se llaman “ligados al sexo”) van siempre en posiciones del cromosoma X o Y, así son características que sólo se heredan si resulta ser macho o hembra. Un ejemplo de este tipo de herencia ligada al sexo es el daltonismo o la hemofilia.

Otro concepto que conviene recordar es el de “dominante” y “recesivo”. Normalmente un gen dominante se le describe con una letra mayúscula (A, por ejemplo), mientras que la mutación recesiva de ese gen se le asigna la misma letra, pero minúscula (a, en nuestro ejemplo).

Supongamos, por ejemplo, que una pareja tiene un hijo, y, siendo los dos de pelo oscuro, el hijo es de pelo claro. ¿Es esto posible? La respuesta es sí, ya que el color rubio o claro de pelo es recesivo respecto al color oscuro o moreno. Esto se explica en la imagen siguiente:

Dos padres morenos, portadores de rubio, pueden tener descendencia de hijos rubios

Una vez vistos estos ejemplos, empecemos a analizar los genes de los gatos para comprender su capa y color.

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